"Entre un puñado de anuncios de periódico enmarcados con el texto sólo para conocedores, escogí el que me sonó más sensato, "auténticos hijos de campeones", levante la bocina, una voz adormilada y bastante grosera me dijo el precio del que sería mi próximo cachorro hijo de campeones, llegue al criadero donde no había más que una perra bastante adelgazada y con las tetas colgando rodeada de un grupo de perritos entre blancos y amarillos con tremendas panzas porque acababan de comer dijo el criador encamisado con una playera bastante roída como los huesos del pollo que comía la campeona madre de los cachorros, el criador me contaba leyendas, mencionaba líneas de sangre, competencias, peleas, trofeos imaginarios pues nunca vi ninguno, decía tener más perros, repartidos supuse, y fué entre tantas palabras que miré quizas por error al cachorro que terminaría siendo mío, lo tomé entre los brazos, pague el dinero acordado, mientras escuchaba la letanía de consejos cuasi profesi